lunes, 19 de agosto de 2013

La paz no habita en los urbanismos de la Misión Vivienda


Aunque se realizan acompañamientos para mejorar la convivencia, el desarraigo y rechazo de sus habitantes hacia la presencia policial se ha generado el incremento de delitos como asaltos, homicidios y consumos de drogas dentro y fuera de complejos residenciales
El Nacional
Una reja de hierro cerca la zona residencial de las calles 2 y 3 de La Urbina desde hace un año. ¿La razón? El temor a los nuevos vecinos que insertó la Misión Vivienda en el Conjunto Residencial William Lara que comprende 320 apartamentos distribuidos en 16 edificios.

Las familias que allí habitan fueron testigos de tres homicidios y un allanamiento con 34 detenidos entre el 3 y el 9 de agosto. Polisucre reportó en junio el asesinato de dos buhoneros en la avenida principal de La Urbina cuyos autores materiales presuntamente provienen del reciente complejo habitacional. Los conflictos entre dos bandas delictivas que se disputan el territorio de las residencias William Lara han arrojado esos resultados y sus habitantes guardan silencio ante las autoridades.

“Se dedicaron a construir viviendas y no ciudadanía. Al asignarlas mezclaron habitantes de diferentes sectores y al no conocerse, no se respetan. En el barrio aprendes a defenderte de los desconocidos y eso es lo que están aplicando. La supervivencia es un fenómeno humano normal en los procesos de agrupación”, explicó Franco Micucci, urbanista y profesor de la Universidad Simón Bolívar.
De igual manera se presentan incidentes delictivos en la avenida San Martín, donde habilitaron tres urbanismos construidos por el Gobierno. “Sabemos que en esos edificios hay malandros porque desde las azoteas hacen prácticas de tiros”, dijo Desideria Andrade, habitante del barrio Guarataro.

En el caso de las torres de Fuerte Tiuna, ni siquiera el hecho de estar dentro de una instalación militar les garantiza a sus habitantes la tranquilidad. “Los fines de semana hasta se echan tiros los de la torre 18 con los de la 34. Cuando llega la GNB se esconden, pero como ellos no se pueden meter en los edificios, no pasa nada”, expresó una de las vecinas de la torre 34, que prefirió no revelar su nombre.

También encuentran estos mismos obstáculos en las labores policiales en las 10 torres de la Misión Vivienda en la avenida O’Higgins, en La Paz, El Paraíso. Funcionarios de la Policía Nacional que custodian el urbanismo aseguran que los vecinos arremeten contra ellos mientras patrullan y lanzan objetos contundentes. Por esa razón la movilización por el sector se limita a permanecer en una esquina del estacionamiento en el que reciben las denuncias de personas mayores, la mayoría por violencia de género.

Tierra sin ley. Las situaciones más tensas de violencia se han vivido en Ciudad Caribia, donde han matado a dos personas en menos de un año.

“Aquí tuvo que meterse el Sebin después de que mataron a ese muchacho para que las banditas se tranquilizaran. Algunos hasta se fueron de aquí a enconcharse en casa de familiares porque la policía los está buscando”, relató Janeth Delgado, habitante del complejo urbanístico socialista.

El sociólogo Luis Cedeño, director de la ONG Paz Activa, señaló que lo que se ha podido observar en algunos de los complejos de la Misión Vivienda es que son comunidades altamente disfuncionales debido a la falta de planificación del Gobierno para asignar los apartamentos.

El Ejecutivo, por su parte, señaló: “Los padrinos políticos hacen acompañamiento a cada uno de los urbanismos entre 3 y 6 meses después de que se les adjudican la vivienda. Se ha mejorado muchísimo la situación de violencia y de conflictos en los conjuntos de Ciudad Betania, en Ocumare del Tuy; Ciudad Belén, en Guarenas; Hugo Chávez, en Vargas; Ciudad Caribia, en la carretera de la Guaira, y Pueblo Nuevo, en La Candelaria”, aseguró Marlis Cárdenas, representante política de la Sala de Refugios Dignos del Ministerio de Relaciones Interiores y Justicia que sirve de enlace entre el Gobierno y los refugiados a quienes se les adjudican las residencias.

La funcionaria explicó que el Ministerio de Vivienda y Hábitat se encarga supuestamente de la ejecución del censo para saber a quiénes se les adjudican los apartamentos y quiénes constituyen cada núcleo familiar, y que esta base de datos sirve para controlar que dentro de estos urbanismos no habiten personas que estén en conflicto con la ley o que tengan registros policiales.

Violencia con víctimas 
Antes de que ocurrieran los hechos en el complejo William Lara, en La Urbina, en otros edificios de Misión Vivienda se han registrado hechos de violencia.

- En octubre de 2012 mataron a Edixon Ipuana, de 34 años de edad, médico forense de la morgue de Bello Monte. Lo ultimaron por reclamarle a un grupo de vecinos que estaban consumiendo drogas en la entrada del edificio 37 de la segunda etapa de Cacique Tiuna, en La Rinconada, donde él vivía.

- En diciembre de 2012 un vecino mató a otro porque lo tropezó con una nevera, en una de las torres construidas dentro de Fuerte Tiuna. Tenían apenas una semana de haberse mudado al lugar.
- En abril de 2013 fue asesinada una adolescente de 17 años de edad, en una trifulca entre los habitantes de Ciudad Caribia, en la carretera vieja de La Guaira, y funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana. La comunidad destruyó el módulo policial e hirieron a cinco agentes.

- En julio de 2013 dos hombres fallecieron en la planta baja de las residencias de la Misión Vivienda, en La Paz, después de enfrentarse a tiros. Primero tuvieron una discusión en un apartamento de la torre I, en el piso 5. Cuando la PNB llegó al lugar los vecinos arremetieron contra los funcionarios.
El Dato
Orden implícito. Para evitar las situaciones de violencia dentro de los edificios de la Misión Vivienda, a los adjudicados se les entrega un manual de convivencia contenido en la Ley de Refugios que, entre otros aspectos, establece la prohibición de tener armas de fuego; prohibe la ingesta, posesión, venta o distribución de bebidas alcohólicas y cualquier sustancia ilícita en el interior del complejo y zonas adyacentes, y propiciar o participar en pleitos, riñas o peleas.

LasCifras
414.225 viviendas ha construido y entregado el Gobierno entre 2011 y 2013 como parte de la Misión Vivienda Venezuela, de las cuales 4.870 están en el Distrito Capital y 37.033 en Miranda, según la página del Ministerio de Vivienda y Hábitat.


7 personas solicitadas han logrado detener los funcionarios de la Policía Nacional en el complejo urbanístico de la Misión Vivienda, en La Paz, habitados desde noviembre de 2012. Todos son jóvenes de 17 a 27 años de edad que tienen registro policial por robo, hurto y porte ilegal de armas. 
Fuente: El Universal
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Los problemas de las zonas populares trasladados a las urbanizaciones para destruir la poca calidad de vida que había en estos sectores.

Consecuencias de la improvisación, falta de planificación a todo nivel y de decisiones arbitrarias, sin consultar a los vecinos, a las personas que han vivido por décadas en esos sectores. La falta de estudios de impacto ambiental sobre los servicios públicos, la vialidad y la ocupación ilegal de espacios, muchos de los cuales hubieran servido como áreas verdes y para la convivencia pública, ha generado el caos que ahora se vive en Montalbán y en otros tantos sectores de Caracas.

El problema se potencia cuando se observa el hacinamiento, la falta de servicios, la falta de un VERDADERO plan de educación y formación ciudadana a cargo de trabajadores sociales. Es una burla a la inteligencia eso del “acompañamiento” para entregar volantes con las normas de convivencia. En realidad no hay que ser un sociólogo para entender que los problemas en los barrios no se solucionan con la construcción de un bloque de viviendas. Al contrario, el hacinamiento potencia los factores de riesgo.

No hay zonas verdes, guarderías, ni zonas comerciales que atiendan las necesidades de esas personas. En fin, el caos traído a la urbanización con el agravante de la violencia extendida a las zonas aledañas.


Como se observa, los funcionarios policiales también son blanco de la violencia que se genera en esos barrios verticales, tal cual como sucede cuando suben a los cerros. En fin, un “logro absoluto”, un “éxito avasallador” del socialismo, un gran negocio además.

Mario Contreras